Javiera Atenas es profesora titular en la Universidad de Suffolk. Dirige el certificado de posgrado en prácticas académicas y análisis y visualización de datos para científicos sociales. Su investigación se centra en el desarrollo de alfabetizaciones críticas de datos entre los académicos y en el apoyo al desarrollo de políticas de educación abierta, datos abiertos y ciencia, así como en la creación de capacidades en estas áreas.
El papel de la universidad en la sociedad no consiste únicamente en formar profesionales, sino también en fomentar la democracia, la ciudadanía, la participación y el espíritu crítico. El valor de las prácticas e infraestructuras abiertas en el sector de la educación superior puede contribuir al desarrollo de un ecosistema educativo más sostenible y resiliente. Las prácticas abiertas, que van desde la producción y adaptación de recursos educativos abiertos (REA), el uso de datos abiertos, la creación conjunta a través de enfoques de ciencia abierta, la publicación en acceso abierto y la adhesión a modelos de gobernanza abierta, proporcionan un caleidoscopio de prácticas democráticas y críticas para mejorar la educación y la participación en la sociedad.

Las prácticas abiertas, que incluyen los REA, las prácticas educativas abiertas (PEA), los datos abiertos, la ciencia abierta, el acceso abierto y el gobierno abierto, funcionan colectivamente como bienes públicos digitales, garantizando que el conocimiento, la investigación y la educación sigan siendo de libre acceso y sostenibles para el beneficio global. Al fomentar una cultura de transparencia, colaboración y adaptabilidad, estas prácticas contribuyen a sistemas educativos más resilientes y equitativos que pueden soportar perturbaciones, ya sean pandemias, crisis climáticas o el rápido aumento de la IA. Los REA y las PEA permiten a los educadores y estudiantes crear, compartir y adaptar conjuntamente materiales de aprendizaje, mientras que los datos abiertos y la ciencia abierta brindan oportunidades para la resolución de problemas del mundo real y el acceso abierto democratiza el conocimiento para informar la toma de decisiones públicas, mientras que la gobernanza abierta facilita la participación activa, haciendo de la educación superior un motor de innovación social inclusiva. A través de estas prácticas abiertas interconectadas, las universidades pueden fortalecer el compromiso cívico, empoderar a las comunidades marginadas y promover ecosistemas de aprendizaje sostenibles y participativos.
Las prácticas educativas abiertas permiten la tutoría entre pares y el intercambio de conocimientos sobre la ética, los sesgos y el impacto social de la IA, mientras que los datos y la ciencia abiertos proporcionan acceso a investigaciones y metodologías transparentes sobre la IA. La gobernanza abierta fomenta la participación pública en la formulación de políticas de IA, garantizando que el desarrollo de la IA se ajuste a los derechos humanos y los valores democráticos. Además, a medida que la IA transforma cada vez más la educación y la sociedad, los enfoques abiertos desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de alfabetizaciones en IA que dotan a los alumnos de las habilidades necesarias para comprometerse críticamente con las tecnologías de IA, evaluarlas y aplicarlas éticamente. Al incorporar la alfabetización crítica en IA en los planes de estudio utilizando recursos abiertos, el sector de la educación superior puede capacitar a los estudiantes no solo para utilizar la IA de manera responsable, sino también para contribuir a su desarrollo ético, garantizando que la IA siga siendo una herramienta para el bien social en lugar de un instrumento de desigualdad o desinformación.
Los enfoques sostenibles en la educación superior se centran en la creación de entornos de aprendizaje a largo plazo, inclusivos y equitativos que preparen a los estudiantes para el aprendizaje permanente y el compromiso social, y aquí las prácticas abiertas desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento de las metodologías de enseñanza y evaluación, el avance de la alfabetización digital y la promoción de la participación social. Por ejemplo, al integrar los REA, los educadores pueden diseñar planes de estudio flexibles e inclusivos, haciendo que la enseñanza y el aprendizaje sean más relevantes para los desafíos locales y globales, al tiempo que reducen la dependencia de los libros de texto comerciales, contribuyendo a la sostenibilidad educativa y garantizando que el aprendizaje siga siendo asequible y accesible.
Las PEA promueven la colaboración, la inclusión y la participación activa. Al participar en la tutoría entre pares, los estudiantes y los educadores pueden construir conjuntamente el conocimiento, desarrollando el pensamiento crítico y las habilidades para resolver problemas. La evaluación abierta, como la revisión por pares y los desafíos del mundo real, prepara a los estudiantes para entornos profesionales y sociales al fomentar la responsabilidad y la reflexión crítica. El intercambio de conocimientos y la participación en comunidades de práctica ayudan a cerrar la brecha entre el mundo académico y la sociedad, asegurando que el aprendizaje siga siendo dinámico y receptivo.
El uso de datos abiertos mejora la alfabetización digital al permitir a los estudiantes analizar, interpretar y aplicar conjuntos de datos del mundo real en sus campos de estudio, promoviendo el aprendizaje basado en la evidencia, donde los estudiantes participan en el análisis práctico de datos, fomentando el compromiso crítico con la información y la participación social, que se fortalecen cuando colaboran con responsables políticos, periodistas y organizaciones cívicas para utilizar los datos en beneficio público, ayudando a las comunidades a responder eficazmente a los nuevos desafíos. La ciencia abierta promueve la transparencia y la colaboración en actividades basadas en la investigación, cultivando una cultura de investigación y animando a los estudiantes a contribuir y criticar la producción de conocimiento. Además, la participación en iniciativas de ciencia ciudadana acorta aún más la brecha entre el mundo académico y la sociedad, promoviendo el compromiso democrático con el conocimiento científico y permitiendo un rápido intercambio de conocimientos y la colaboración global.
El acceso abierto garantiza que la investigación académica esté disponible gratuitamente para los educadores, los estudiantes y el público, rompiendo las barreras del conocimiento, aumentando la transparencia a través de una evaluación constructiva e impulsada por la comunidad, y fortaleciendo la participación social en la investigación mediante el apoyo a la toma de decisiones basadas en pruebas sobre cuestiones globales urgentes. Por último, las prácticas de gobierno abierto crean oportunidades para que los estudiantes participen en el desarrollo de políticas, la gobernanza y la participación cívica. Al involucrar a los estudiantes en procesos de creación conjunta de políticas —como presupuestos participativos, consultas abiertas o iniciativas de democracia digital—, las universidades les dotan de las habilidades necesarias para una ciudadanía informada, fomentando la confianza pública en las instituciones.
Conclusión: promover una educación sostenible, resiliente y participativa
La integración de prácticas abiertas en la educación superior a través de políticas que facilite la adopción de estas prácticas apoya el aprendizaje sostenible al hacer que el conocimiento sea más accesible, adaptable y socialmente relevante, ya que las universidades pueden crear ecosistemas de aprendizaje resilientes y sostenibles. Las interrupciones, que mejoran las alfabetizaciones críticas sociales y digitales, empoderan a los estudiantes como participantes activos en la sociedad, los preparan para afrontar desafíos globales complejos y contribuir de manera significativa en la sociedad, impulsando a las instituciones de educación superior a fomentar una comunidad global más equitativa, informada y comprometida.
“Construir un sistema educativo sostenible” de Javiera Atenas está bajo licencia CC BY 4.0