El pensamiento crítico (PC) cobra un papel central en la educación científica en la actual era de la post-verdad (Jiménez Aleixandre y Puig, 2022), caracterizada por el auge de la desinformación y de los movimientos anti-ciencia en las redes sociales.

En la era de la post-verdad los hechos y las pruebas tienen menos influencia que las referencias a emociones y a creencias personales. Además, debido a las recientes transformaciones tecnológicas y sociales, los límites entre la verdad, la ficción y la desinformación deliberada son cada vez más difíciles de diferenciar por parte de la ciudadanía. Todo ello, sumado a la inmediatez de la información, convierte la tarea de enseñar ciencias en todo un desafío para el profesorado, y, al PC en un elemento clave.

Durante la última década se han incrementado las acciones educativas y proyectos europeos orientados a mejorar la formación del profesorado y del alumnado en PC. En particular, el área de didáctica de las ciencias experimentales del grupo RODA (Razonamiento, Discurso y Argumentación) se han liderado cuatro proyectos consecutivos en esta línea, siendo el actual proyecto europeo Teachers’ Academies, “Meta-Scientific Literacies in the (Mis-)Information Age”, una oportunidad única para fortalecer la formación docente en PC en Europa. El PC es una competencia clave en el Marco Europeo de Referencia (Diario Oficial da Unión Europea, 2018). Sabemos que, como cualquier competencia, su desarrollo requiere de práctica y esta ha de ser sostenida en el tiempo. El PC se puede enseñar y aprender en el aula de ciencias, pero hemos de continuar avanzando en el diseño de situaciones de aprendizaje idóneas que el profesorado pueda transferir involucrando al alumnado en procesos de argumentación científica y en la toma de decisiones. Para ello, resulta clave continuar acercando la investigación a la práctica docente y viceversa, y crear comunidades de aprendizaje para este fin.